6.19.2011

NEW YORK, I LOOOOOVE YOUUUUUU!!!!!!!! (parte 6)

Día 5. 29 de diciembre.

Nos queremos morir, levantarnos y apoyar los pies en el suelo resulta muuuuy doloroso, los gemelos nos tiemblan... pero estamos en una de las ciudades más apasionantes del planeta, cientos de personas querrían estar en nuestro lugar y no podemos volver a casa con la sensación de no haber aprovechado cada segundo en Nueva York.

Hoy me toca a mi comprar unas botas de agua, porque aunque las botas de Crocs son muy cómodas, los microagujeritos de transpiración dejan pasar la nieve que cada vez es más líquida, así que compro unas botas negras en Washintong Sq y nos dirigimos hacia el Noho, el Soho, Little Italy y Chinatown... hoy toca ir de shopping y arrasamos en Victoria Secret, Brooklyn Industries, tiendas de música... y así hasta la hora e comer, que entramos en un restaurante italiano -Da Nico- de little Italy (agua+ensalada+pasta+postre de la casa unos 10€ por persona).

Una vez saciados y disfrutando de los rayos de sol en Little Italy (es una zona muy bonita, llena de cafés y restaurantes italianos, con edificios rojizos y escaleras de incendios) vamos hacia el café Mare Chiaro, donde tomamos una copa de vino en memoria de Frank Sinatra, que frecuentaba el bar. Disfrutamos de la gramola como niños y dejamos cada uno dos dólares para escuchar las canciones que elegimos. En este bar se han rodado escenas de El Padrino, Donnie Brasco, Los Soprano... está bastante destrozado y perjudicado, se nota que ha cambiado de propietarios en varias ocasiones, pero la gramola le da un rollito muy guay y no deja de ser un sitio con historia.

Entre unas cosas y otras decidimos comprar la cena para llevarla al hotel y nos hacemos con una racion de puding de arroz de un sitio llamado Rice for Richies... es un sitio bastante curioso, porque sólo venden puding de arroz de diferentes sabores y con toppings a elegir.

con las bolsas de comida (no pesan y los envases del pudding son muy resistentes y sellados) vamos a la 42St, donde está la Gran Central Terminal... impresionante... es una estación de trenes muy bonita y gigantesca, la gente corre un sitio a otro, la bóveda del hall (tan  grande como un campo de fútbol quizás) está pintado con un cielo estrellado y las diferentes constelaciones vistas al revés (digamos que las vemos como las vería Dios desde su supuesto punto de vista... no se sabe si es un error del pintor o lo hizo a posta). 

De la Gran Central vamos a la Biblioteca, que hemos visto miles de veces en el cina y de ella a Bryan Park, donde está una de las tres pistas de patinaje de Nueva York y hay un ercadillo navideño para gente con los bolsillos muy llenos (carisísimo!!!).

Así, cansados, volvemos al hotel para darnos una ducha y recuperar fuerzas, esta noche queremos salir a tomar una copa.

Sobre las once de la noche, hora para nosotros adecuada para salir de copas a algún local de música en directo, cogemos el metro y vamos hacia el Bowerie Ballroom, más allá de Chinatown. 

Y ahora os explicaré nuestra primera experiencia en la noche neoyorkina:

Bajamos del metro y caminamos por Chinatown... cosa que no es demasiado pintoresca, ni bonita y ni mucho menos glamurosa... los comercios están cerrados, no hay bares y sólo queda algún que oro trabajador tirando la basura... huele a pescado, hay charcos de agua, nieve, sangre de pescado, líquidos, vapores... apesta... no hay casi luz y si es invierno hace mucho frío.

Llegamos a la puerta del Club y no hay nadie... yo esperaba una cola para entrar o algo así... pero nada... sólo cuatro tipos de seguridad grandes, musculosos, negros y con chaquetas de cuero... uno de ellos está sentado en un taburete en la puerta y todos nos miran con cierta curiosidad.

Los tres banquitos, pequeños y lechosos nos acercamos y les preguntamos en un dudoso inglés si podemos entrar. Ellos nos preguntan con voz grabe si tenemos entradas. Nosotros decimos que no. Ellos se miran confusos... nos dicen que esperemos, abren la puerta y bajan por unas escaleras estrechas hacia un sótano (el local está en un sótano).

Tras unos minutos de incertidumbre suben y nos dicen que pasemos, que quizás aún queden entradas, pero que el concierto está empezado... ¡¡¡¡pero si son las once y media!!!! ¿¿¿qué pasa con eso de que NY es la ciudad que nunca duerme??? 

Bajamos al Bowerie Ballroom y... ¡está vacío!, no hay escenario, no se escucha música... ¿dónde está el concierto? quizás hay una sala anexa. Una tia muy estúpida nos dice que esperemos y al rato un chico al que llamaremos "Steve" aparece hablando un español muy mexicano, nos explica que el concierto hace rato que ha empezado y que le sabe mal cobrarnos las entradas, que si queremos pasar podemos pagar dos entradas sólo... peeeero, las entradas valen 40$ cada una... un poco caras para ver un grupo que no conocemos, las devolvemos y nos explica que está tocando una "señora muy famosa aquí en NY, que toca la guitarra, canta y escribe poesía... Patty Smith" y flipamos en colores... ¿volverá a tocar mañana? ¿quedan entradas? ¿las podemos comprar?... nos ve tan entusiasmados que nos dice que no sabe si habrán entradas, pero que de todos modos volvamos al día siguiente a las ¡¡¡siete de la tarde!!!! y que si puede nos deja entrar.

Así que le tomamos la palabra y nos "quedamos con su cara".

Salimos de allí, cansados, con frio, pero conuna nueva esperanza... volvemos al hotel y dormimos rezando para que "Steve" nos deje entrara al concierto al día siguiente.

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