6.19.2011

NEW YORK, I LOVE YOU!!!!!! (parte 1)

El 2010 acabó con la realización de un viaje que tenía en mente desde hacía años, a mis 28 años (ahora 29) he cruzado el charco y salido de Europa, cosa que ya iba siendo hora teniendo en cuenta que viajar es mi gran pasión.

Hay gente a la que no le motiva el continente americano (en concreto EEUU), pero tenemos que ser realistas, hemos crecido con música que proviene de allí, China y Japón quieren ser como ellos, si en EEUU la cagan (y lo han hecho mucho) a nosotros nos llega su mierda... digamos que EEUU es un poquito de todos nosotros, digamos que estamos tan habituados a su cultura, sus iconos y sus calles, que son un poco nuestros también (nos guste o no)... así que de ahí mi atracción... ¿qué hay en ese país que tanto ha enganchado a la gente? ¿realmente es todo como lo vemos en el cine? ¿porqué  los americanos caen tan mal a los europeos?

He de decir que antes de este viaje yo tenía ciertos prejuicios. Pensaba que los neoyorkinos eran engreídos, que los estadounidenses se creían el centro del universo y que miraban al resto de humanos por encima del hombro... hoy reconozco que no me ha dado esa impresión y que en parte mis prejuicios se deben a que considero que en España estamos acomplejados. Nos repiten tantas veces a lo largo del día que nuestra educación es deficiente, que nuestra producción insuficiente... que al final nos da vergüenza ser españoles y no vemos nuestras cualidades.

Nueva York es una ciudad frenética porque se tarda mucho en hacer todo... hay que esperar el metro, hay que hacer cola para comprar un café, hay que hacer cola para recoger el abrigo del guardarropa de un club, hay que esperar para cruzar, hay que hacer cola para comprar en algunas tiendas, hay que caminar despacio (de los tapones de gente que se forman) por las avenidas... que luego, todo ese tiempo perdido, hay que recuperarlo yendo muy rápido por la vida.

En España somos más anárquicos y las colas se respetan mucho menos... aquí el primero que estira la mano gana... en eso deberíamos aprender un poco de NY... su orden y su respeto es impresionante.

En NY el metro es más bien lento (no hay pantallas para ver cuándo llegará el siguiente tren), es sucio, feo y no hay acceso de entrada y otro de salida, sino que es el mismo para todo y se forman unos tapones del carajo... esto es bastante cutre.

En España, el metro de Madrid y el de Barcelona son mucho más modernos, rápidos, limpios, ordenados... y los españoles eso no lo sabemos porque nadie nos lo dice (!!!).

La comida en NY es muy variada, no todo son hamburguesas, de hecho parece que están bastante obsesionados con lo biológico y lo natural, aunque contradictoriamente (igual que en muchos países Europeos) a todo le ponen salsas y aliños y desconocen el valor de un poco de aceite de oliva y sal o simplemente un chorrito de limón.

En España sabemos que nuestra cocina mediterránea es de las mejores del mundo, de las más sanas y de las más variadas, pero aún así cada vez son más las personas que se niegan a comer potajes, ensaladas... y se atiborran de platos precocinados y comida rápida. Esto es otro signo de la mala consideración que tenemos hacia nuestra cultura y costumbres... no por comer lentejas eres menos moderno. El cuscús con queso feta y las hamburguesas de ternera están muy bien, pero debemos conservar un poquito nuestra cocina, porque si no acabaremos como los estadounidenses: primero sin darle valor al placer de comer y más tarde obsesionados con lo biológico, orgánico, lo vegetariano... sólo por moda.

En NY da la impresión de que la gente es muy independiente (estar solo la mayor parte del día es normal, comer solo en un restaurante es normal, ir solo de compras es normal) y la población es muy joven (la edad media es de 35 años). Todo esto hace que la ciudad siempre esté activa. Siempre vemos a alguien joven de un sitio a otro, rápido... y cuando tienen que hacer colas no les cuesta entablar conversación. El neoyorkino habla por los codos, es extrovertido y te cuenta su vida mientras esperas en la cola del super.

En España vemos el ritmo de NY como trepidante, exótico, atractivo.. y no nos gusta nada compararnos con ellos cuando estamos acompañando a nuestros abuelos al mercado o cuando no nos apetece ir solos al cine y llamamos a un amigo. Pero tenemos que reconocer que nuestro sistema familiar hace que nos sintamos más acompañados y tengamos más apoyo... En España hay mucha gente mayor, pero eso no nos hace peores, simplemente diferentes a los norteamericanos... y supongo que por el hecho de tener lazos familiares y de amistad más cercanos no necesitamos abrirnos tanto a los desconocidos. Supongo que por eso no solemos hablar en la cola del supermercado y en el autobús de camino a casa.

No sé, creo que hay diferencia culturales impresionantes, pero al final todos queremos llegar al hogar y descansar del día... me encantaría que en España nos quisiéramos un poco más, porque realmente nuestra sociedad no tiene nada que envidiar a la americana.

Y una vez soltado este rollo sin mucho sentido voy a pasar a explicar cómo ha sido nuestra semana neoyorkina, cómo hemos vivido las navidades, cómo hemos estado en una tormenta de nieve histórica y cómo hemos vuelto a casa con muy buen sabor de boca.

En primer lugar explicaré que a este viaje hemos ido Esther, Santi y yo. Empezamos a planear el viaje allá por enero y finalmente a principios de marzo compramos los billetes a través de Rumbo. Hubo algunos problemillas con la tarjeta y lo solucionaron enseguida sólo con llamar por teléfono. La verdad es que genial con Rumbo.

En cuanto al hotel reservamos un par a través de booking y luego investigamos ubicación con el goolge maps. Así que al final cancelamos sin cargos el hotel de Chinatown y nos quedamos con el Wolcott.

En total y para que os hagáis una idea por si estáis pensando ir, el vuelo Alicante-Madrid y Madrid-Newark nos costó cerca de 800€ con seguro de viaje y cancelación y el hotel nos costó unos 350€ por cabeza para seis noches en habitación triple.

Los precios son baratos si tenemos en cuenta que fuimos en navidades y en estas fechas los hoteles y los vuelos (sin comprarlos con cierta antelación) suelen subirse bastante a la parra, pero aún así si decidís ir en otra época del año y no os importa el calor, creo que verano es temporada baja en NY.

El Wolcott Hotel tiene 100 años y las habitaciones son bastante antiguas, aunque todo tiene cierto encanto "retrocutrelux". El hall es bastante impresionante porque es como entrar al Gran Teatro de Elche, con rosetones y ornamentación de escayola en las paredes y en el techo, una lámpara de araña y moqueta con morbo (parece que esté diciendo: "como yo te cuente todo lo que se me ha caido encima, flipas"). El personal de recepción es bastante seco, nosotros cruzamos las palabras justas con ellos y ni te preguntan qué tal ni nada de nada.

En cuanto a la habitación triple que teníamos reservada era bastante cómoda, porque eran dos habitaciones conectadas por un hueco de puerta sin puerta y bastante ancho. Todo era amplio y las dos zonas teníamos televisor (se escuchaba un poco mal), el cuarto de baño no tenía calefacción y hacía frío dentro, pero ya nos encargábamos nosotros de dejar la puerta abierta todo el día y los radiadores como ollas express... y esa es otra cosa a comentar para que si vais no os asustéis, los radiadores también tiene cien años y juro que jamás había escuchado tremendos ruidos de un chisme de esos... era como si fuera a reventar de un momento a otro y el vapor salía a presión por un agujerito... oye, pero todo muy apañao.

Por cierto, la habitación estaba relativamente limpia y las camas eran bastante cómodas (o eso o es que nosotros estábamos muertos de cansancio).

Más cosas interesantes del hotel... pues que no entraba desayuno propiamente dicho, pero sí que teníamos todas las mañanas en el hall un par de termos de café, leche, té y mogollón de muffins... al tercer día las magdalenas nos salían por las orejas, pero aún así no parábamos y Santi se metía dos bestias de esas cada día.

Sin duda, lo mejor del hotel ha sido el precio y su ubicación... y vosotros diréis... 350€ entre seis noches sala a casi 60€ la noche... muy barato no es... pues no! pero mirad el precio de otros sitios y luego hablamos. En NY los hoteles son un atraco y más aún si luego les añadimos las tropecientas mil tasas que suben el precio inicial.

Como ya he dicho la otra cosa mejor del Wolcott es su ubicación. Resulta que estábamos en la 4th Ave. con la calle 31... y vosotros diréis: "pues qué bien"... eso quiere decir que estábamos a un manzana de la famosa 5a Avenida, a diez minutos de la estación de tren y 15 de Times Sq. A 3 manzanas del Empire State Building... vamos, la mar de bien!

En fin, que el hotel genial y el vuelo... bueno, digamos que se hace duro. Nosotros cogimos un avión de Iberia para ir de Alicante a Madrid y una vez allí, como Continental Airlines no está asociada a Iberia, nos aconsejaron que no mandáramos directamente el equipaje facturado a NY, sino que lo recogiéramos en Barajas y lo volviéramos a facturar. Aquí no tuvimos ningún problema y además hasta nos dio algo para hacer, porque teníamos que esperar unas dos o tres horas para embarcar con Continental.

El viaje de casi 7 horas Barajas-Newark fue menos duro de lo que pensé, porque era de día y sólo hay que tener paciencia: duermes un poco (yo nada de nada), comes lo que te dan (puagh!), ves un par de pelis en inglés o en hispano, duermes, comes, te estiras... y llegas a Newark.

Donde sí lo pasé mal fue a la vuelta, porque volábamos de noche y aunque tienes sueño dormir es complicado con esas almohadas de mentira y los respaldos falsamente reclinables... aunque alguna babilla dejé caer y me pasé un par de horas con los ojos cerrados y la boca abierta... pero incómodo, incómodo, incómodo... y ya para rematarnos, en Barajas nos esperaban 6 horas de dormir el jet lag tirados por los rincones del aeropuerto... hacía tiempo que no estaba tan destrozada, rememoré mis años lozanos de empalmar alguna noche con el día.

La llegada a Newark no fue tan caótica como pensaba. El equipaje facturado salió bien y no pillamos mucha cola en el control de aduanas. Un policía bastante seco nos preguntó qué hacíamos allí (y nosotros con cara de buenos: "holidaysssss"), cuánto tiempo íbamos a esta (y nosotros. "a week" -y sonrisilla-) y poco más. Nos tomó las huellas dactilares y nos hizo una foto... no nos atrevimos a pedirle que nos la mandara por e-mail...

Y tras cruzar la línea de la aduana nos entró la risa floja. Ya estamos en EEUU, hemos llegado a Nueva York!

El personal del aeropuerto es muy majo y chapurrean español, así que no hay problema para encontrar las máquinas dónde comprar el billete de tren a Manhattan. Lo primero es comprar ese billete que cuesta unos 10€ (al cambio actual, que es 1 dolar = 0,75 euros) el trayecto y luego hay que subir a un tren eléctrico que recorre las terminales del aeropuerto hasta Newark Station. Desde Newark Station hay que coger un tren hacia Manhattan (tarda unos 20 minutos más o menos, creo recordar). Nosotros nos bajamos en Penn Station y de allí al hotel fuimos caminando en 10 o 15 minutos.

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